Hoy os traigo una de esas recetas que saben a los dulces de siempre. Cuando leí la receta (ahora no recuerdo donde), cuyos ingredientes aparecían medidos en vasos y en "lo que admita" supe que me gustaría y así fue. Con textura de bizcocho húmedo y denso os aseguro que es una delicia para acompañar un chocolate bien calentito ahora que parece que el frio ya ha llegado. Espero que os guste.

1 vaso (250 mililitros) de aceite de oliva suave.

1 vaso (250 mililitros) de leche.

1 vaso (250 gramos) de azúcar.

2 vasos (500 gramos de harina).

1 chupito de anís seco.

1 sobre de levadura química tipo Royal.

1 cucharada sopera de matalauva.

Elaboración:

Ponemos en un cazo el aceite y lo calentamos junto a la matalauva. Cuando comience a hervir retiramos del fuego, dejamos atemperar y colamos.

Una vez esté frío, colocamos todos los ingredientes en un bol y batimos. añadimos en una bandeja amplia forrada con papel y horneamos a 180 grados hasta que al pincharlo lo veamos cuajado. A mitad de horneado abrimos con cuidado el horno, espolvoreamos con azúcar de forma generosa y le colocamos unas almendras por encima.Y listo.

Después de unos meses desaparecida retomo mi querido blog con este riquísimo bizcocho de intenso sabor a chocolate y muy jugoso. La receta original utiliza fresas pero yo tenía unas cerezas estupendas y pensé que podría sustituirlas sin problemas y os aseguró que el resultado fue fantástico. Como podéis ver se trata de una receta muy sencilla cuyo único secreto es el punto de horneado. Para que el resultado sea el deseado debemos lograr un interior blandito, casi fluido; esto hará que una vez fuera del horno se hunda un poquito del centro. Y dicho esto es el momento de que conozcáis el secreto de mi desaparición estos meses: he sido abuela de mi preciosa Telma. Mi hija Rebeca fue mamá hace dos meses de una muñeca que se ha convertido en el juguete de toda la familia. Al final de esta entrada os dejo una foto para que veáis como se me cae la baba con mi princesa. Fuente de la receta: Saborgourmet.com

Hace algunos años, en una escapada que realizamos por la serranía de Málaga, hicimos parada en Antequera y, como no podía ser de otra manera, mi primera visita fue al Convento de Clausura de las Clarisas atraída por su torno y por las dulcería que surgían de él. Entre los muchos pecados dulces a los que di cata se encontraba el bienmesabe, postre de origen árabe típico del municipio. Según cuentan lo elaboran desde 1635 con la misma receta que, lógicamente, mantienen en secreto entre los muros del monasterio. A falta de la fórmula original yo he preparado esta que también está muy rica. Además, le he añadido un poco de merengue suizo por encima...por aportar alguna caloría más jajajaja. Espero que os guste. 

En las copas, sobre los bizcochos que ya tenemos colocados y calados, colocamos una capa generosa de cabello de ángel y una capa de la crema elaborada.

 Cuando escuche que el nombre de esta tarta típica polaca se debía a que su aspecto, una vez espolvoreada con azúcar glas, recordaba a las escarpadas montañas de los Cárpatos nevados me pareció tan bonito que pensé que debía hacerla. Podríamos definirla como una corona de pasta choux rellena con una delicada crema de mantequilla que le da un sabor realmente delicioso y nada empachoso pese a la gran cantidad de mantequilla que lleva, Os recomiendo que la preparéis de un día para otro para degustarla bien fría, pues es así como más se aprecia el sabor de su relleno. Espero que os guste. Fuente de la receta: Esbieta

En mi viaje a Guadalajara, hace ya muchos años, una de las cosas que me enamoraron fueron sus bizcochos borrachos. Una dulcería tan tradicional como deliciosa y cuya receta original es alto secreto. Yo he preparado mi propia versión. En este caso están emborrachados con un almíbar al que he añadido ron y coronado con una capa de yema tostada que los convierten en toda una delicia. El secreto, al menos en mi opinión, es calar mucho el bizcocho por lo que será necesario que preparéis una buena cantidad de almíbar. Espero que os gusten.

Procedemos a preparar el almíbar. En un cazo vertemos el agua junto al azúcar, la piel de limón y la rama de canela. cuando comience a hervir añadimos el chorro de ron y dejamos unos minutos hasta que nos quede una textura similar a un jarabe. Cuando haya atemperado remojamos en ella las porciones de bizcocho y reservamos (en la foto veis que estoy con un pincel pero fue para terminar un poquito de almíbar que me sobraba. Para que queden bien hay que remojarlos.

Preparamos la crema de yema siguiendo la receta que veréis AQUÍ. Una vez lista colocamos una capa generosa sobre cada uno de nuestros bizcochos ya emborrachados.