No sé a vosotros pero a mi me encanta usar las especias en la repostería. Creo que le dan un sabor delicioso y aportan toque especial a cualquier receta, por simple que esta sea. Además, me recuerdan al otoño; por esa razón, cuando vi este brioche especiado en el libro de tartas de Alma Obregón supe que tenía que hacerlo. Ella lo amasa a mano pero yo lo hice en la panificadora y la verdad es que quedó genial. Espero que os guste.

Ingredientes:

Para la masa:

Para el relleno:

Comenzamos preparando la mezcla de especias (yo he usado especias Antonio Catalán):

• 7 cucharaditas de canela molida.
• 2 cucharaditas de clavo molido.
• 1 cucharadita de nuez moscada.
• 1 cucharadita de anís en polvo.
• 1 cucharadita de jengibre en polvo.
• 1/2 cucharadita de cardamomo en polvo.

• Dos cucharadas grandes de la mezcla de especias anterior.
• 150 gramos de azúcar moreno.
• 35 gramos de harina.
• 120 gramos de mantequilla fría cortada en cubitos.

• 50 gramos de azúcar glas.
• 2 cucharadas de nata líquida.
• 1 cucharada de agua.

Comenzamos poniendo en un cazo la leche, la mantequilla, el azúcar y la sal. Dejamos que temple sin que llegue a hervir.

En la cubeta de la panificadora colocamos en este orden: la mezcla de leche mantequilla y azúcar aún templada, los huevos batidos, la harina y la levadura y conectamos el programa de amasado que incluye el levado. (Si no tenemos amasadora, debemos trabajar todos los ingredientes a mano y una vez lista la masa dejarla reposar en un lugar cálido hasta que doble su tamaño)

Mientras la amasadora trabaja preparamos el relleno. Comenzamos haciendo la mezcla de especias.

En un bol mezclamos la proporción indicada de mezcla de especias, la harina, el azúcar moreno y la mantequilla. Lo trabajamos con la yema de los dedos hasta que parezcan migas.

Cuando la amasadora haya terminado su programa (o si la hemos hecho a mano, la masa haya crecido hasta el doble de su volumen inicial) la estiramos con ayuda de un rodillo de panadero y distribuimos sobre ella nuestra mezcla de relleno.

La enrollamos como un brazo de gitano y cortamos (para un molde de 26 centímetros) 8 porciones de igual tamaño.

Las vamos colocando en nuestro molde (tal y como se aprecia en la imagen) y la volvemos a dejar reposar hasta que doble su tamaño.

Pincelamos el brioche con un poco de nata y horneamos a 190º hasta que este doradito. Una vez fuera del horno lo pincelamos con el glaseado.

Y ya tenemos nuestro brioche listo para disfrutar.

Para elaborar esta receta he utilizado unas magníficas especias de Antonio Catalán. Lo que más me gusta de ellas, además de su magnífica calidad y variedad, es que se trata de la web de un comercio tradicional ubicado en el magnífico Mercado Central de Valencia (pienso que hay que apoyar el comercio tradicional para evitar que este desaparezca). En la web de Especias Antonio Catalán se pueden adquirir especias, hierbas para cocinar, hierbas medicinales, salsas, tés, vegetales deshidratados...Además no se requiere un pedido mínimo por lo que si buscas algo en concreto y no lo encuentras te animo a visitarla ya que estoy segura de que aquí la encontraras y además sera de una calidad magnífica. Creedme si os digo que yo recibí el paquetito hace un par de semanas y aún no lo he colocado porque desprende un aroma tan maravilloso que lo tengo como ambientador natural de mi cocina.

Que cierto es ese dicho de que el tiempo vuela. La velocidad a la que pasa se hace más perceptible cuando llega alguna fecha significativa y en mi caso, este mes de julio el calendario ha marcado una maravillosa: el segundo aniversario de este blog de cocina que tantas y tantas cosas buenas me ha dado. Gracias a él he conocido a personas maravillosas: a algunas de ellas las he podido abrazar, de otras he escuchado su voz y con otras tantas intercambio comentarios y afectos, pero, sea cual sea nuestra relación, os aseguro que todos ocupáis un lugar destacado en mi corazón. En estos dos años, el sentarme delante del ordenador para visitaros se ha convertido en algo imprescindible en mi día a día. Os echo en falta cuando os ausentáis, me preocupo por vosotros cuando no veo actualizaciones en vuestros blogs, me alegro con vuestras alegrías y me entristezco con vuestras tristezas...Es curioso como aquellos que no pertenecen a este mundillo se sorprenden cuando nos escuchan hablar y les cuesta entender como se forjan esos lazos de auténtica amistad a través del blog, pero sé que los que ahora me leeis sabéis perfectamente de lo que os hablo: la emoción de una quedada; la alegría de descolgar el teléfono y escuchar una voz por primera vez de alguien a quien sigues desde hace tiempo; abrir el correo y descubrir un mensaje acompañado de una foto para que puedas poner cara a esa persona a la que llevas tiempo considerando amiga...son emociones mágicas que yo llevo viviendo desde julio de 2011 cuando me decidí a publicar mi primera entrada. Así que gracias, miles de gracias a todos por hacerlo posible, por vuestra generosidad, por vuestro cariño y por ser personas maravillosas. Aunque no hay forma de corresponder tanto cariño si que me gustaría poner en marcha un concurso para que os unáis a la celebración de este cumpleblogs pero como sé que las fechas no son las más adecuadas esperaré hasta septiembre para hacerlo. Y como no hay celebración sin un buen dulce sobre la mesa, estos dos añitos de mi blog he querido celebrarlos con unos magníficos bizcochos borrachos que preparó mi preciosa Teresa, de Casa Tere, y cuya receta fue la ganadora del concurso que organicé con motivo del primer aniversario de mi blog, hace ahora un año. Espero que os guste.

Ingredientes:

Masa:

• 300 gramos de harina de fuerza.
• 100 gramos de harina todo uso.
• 3 huevos talla L.
• 3 cucharadas soperas de azúcar.
• 1 pizca de sal.
• 25 gramos de levadura fresca.
• 50 mililitros de leche tibia.
• 100 gramos de mantequilla.

Como todos los años, para San Juan me gusta preparar una coca con crema pastelera en casa. Aunque no soy una persona muy de rituales, en este día si que me gusta dar un paseo por la playa para ver quemar las hogueras. Recuerdo que de niña hacían muchísimas. Ahora, sin embargo, cada año escasean más. Lo que es un reflejo más de los cambios en el estilo de vida. Los niños de antes crecíamos en la calle, con una pandilla de amigos con los que compartíamos casi todo y con los que durante todo el mes de junio nos dedicábamos a recoger maderas y enseres viejos para hacer la hoguera de San Juan. Ahora, las cosas han cambiado, no sé si para bien o para mal, pero lo cierto es que ya nada es igual que antes. Los pequeños ya no juegan en la puerta de casa ni comparten este tipo de experiencias...En cualquier caso lo que toca ahora no es hacer un estudio sociológico sino compartir con todos vosotros esta deliciosa receta que he tomado prestada del blog Pienso...luego cocino. Espero que os guste.

Ingredientes:

Para la masa madre:

Para la coca:

• La masa madre.
• 250 gramos de harina normal.
• 2 gramos de sal.
• 10 gramos de levadura de panadero (tipo Maizena; si es se levadura fresca son 20 gramos).
• 35 mililitros de agua templada.
• 35 mililitros de leche templada.
• 85 gramos de mantequilla.
• La ralladura de medio limón.
• La ralladura de media naranja.
• 40 gramos de azúcar.
• 10 mililitros de anís.
• 10 mililitros de agua de azahar.
• Frutas confitadas.
• Crema pastelera.

Comenzamos por preparar la masa madre. Tan sencillo como mezclar todos los ingredientes y dejar reposar como mínimo tres horas.

Pasado el tiempo del primer levado. Mezclamos en un bol la mantequilla, el azúcar, las ralladuras, el agua de azahar y el anís.

En la cubeta de la panificadora colocamos la leche y el agua.

Sobre ella añadimos la mezcla de mantequilla anterior.

Seguidamente incorporamos la masa madre.

Después agregamos los ingredientes secos mezclados (harina, sal y levadura).

Iniciamos el programa de sólo amasado. Si no disponemos de panificadora podemos amasar de forma manual. Cuando tengamos la masa lista la colocamos en un bol y la dejamos reposar 90 minutos.

Transcurrido ese tiempo la estiramos con ayuda de un rodillo, dejando un grosor aproximado de 1,5 centímetros.

Le hacemos unos cortes y de nuevo la dejamos levar unos 90 minutos.

Después de este tiempo de reposo pincelamos la coca con huevo batido y colocamos con ayuda de la manga crema pastelera en los cortes realizados y azúcar humedecida con unas gotitas de agua en cada uno de los cuadraditos.

Decoramos con las frutas confitadas al gusto y ya sólo nos queda hornearla a 180 grados unos 20 minutos, o hasta que quede dorada.

A unas horas estamos de celebrar la noche más corte del año. De acercarnos hasta el mar y saltar tres olas al tiempo que lanzamos unas moneditas y unos pétalos de flores. De quemar, en las hogueras, los papelitos con todo aquello que queremos hacer desaparecer o incluso (esto ya se reserva para los más atrevidos) de pegar un buen salto sobre el fuego purificador. Todo ello para atraer la buena suerte, la fortuna, el amor, la salud y un largo etcétera de deseos. Pero, como no sólo de magia vive el hombre (y es muy posible que todos estos rituales se terminen quedado sólo en eso) os aconsejo que en vuestra noche de San Juan no falte la tradicional coca. Al día siguiente, pese a los conjuros, nos levantaremos con la misma fortuna, el mismo amor y la misma salud pero al menos conservaremos en nuestra memoria el regusto de esta deliciosa dulcería. La versión que he elaborado no es la catalana, sino la mallorquina, adaptando una receta del delicioso blog Los postres de Teresa; aunque Teresa no utilizaba la panificadora yo sí he optado por la maquinita y el resultado ha sido genial. Espero que os guste.

Ingredientes (para dos cocas de buen tamaño):

Elaboración:

Mientras tanto prepararemos la crema pastelera (receta aquí).

Mirad que rica y esponjosa queda en su interior. Y lo mejor de todo, se conserva en estas condiciones hasta tres días.

Antes que nada quería daros las gracias por la ayuda prestada con mi problemilla técnico ¡Es verdad que sois una familia! De momento, y gracias a vuestro consejos, parece que lo he solucionado cambiado de navegador (bueno, con la ayuda de mi hija porque yo con la tecnología soy algo patosa). Dicho esto os dejo la receta de hoy: la torta de manteca hojaldrada. He de deciros que no es la torta de manteca tradicional (esa la compartiré con vosotros en otra ocasión) sino una versión hojaldrada de la misma. De hecho veréis que la masa se trabaja como si fuese hojaldre y el resultado es realmente delicioso. En casa nos encanta tomarla aún templadita ya que así resulta delicioso el contraste crujiente del azúcar exterior. Otra diferencia con la tradicional es que el primer amasado lo he realizado en la panificadora. No obstante no hay ningún problema en hacerlo a mano. Espero que os guste.

Colocamos en la panificadora, en este orden, los siguientes ingredientes: agua, harina, sal y la levadura. Y ponemos el programa de solo amasado (con una duración de quince minutos). Una vez finalizado el amasado colocamos la masa sobre una superficie enharinada y formamos con ella una bola. Con la ayuda de un  cuchillo afilado realizamos un corte en forma de cruz. Tapamos bien la masa con papel film y dejamos reposar durante una hora en la nevera.

Transcurrido ese tiempo sacamos la masa de la nevera y con ayuda de un rodillo extendemos la masa en forma de cruz (tal y como se ve en la imagen) y colocamos en el centro la manteca cortada en rodajas.

















Seguidamente doblamos las cuatro puntas. De este paso no tengo foto pero se trata de hacer un paquetito envolviendo la manteca. Ahora, de nuevo con la ayuda del rodillo vamos dando golpecitos y extirando la masa, hasta obtener un rectángulo. Hay que hacerlo suavemente (se trata más bien de ir golpeando poquito a poco ya que si se rula como si fuese una masa normal toda la manteca se saldrá). Este rectángulo se pliega sobre si mismo tres veces (hasta que quede como veis en la foto).

















Cuando la masa esté doblada tal y como apreciais en la imagen superior se vuelve a meter en la nevera durante 30 minutos. Transcurrido este tiempo se saca del frigorifico y con la ayuda del rodillo se vuelve a extirar formando de nuevo un rectángulo que volveremos a doblar en tres (para volver a dejarla como está en la imagen) y se vuelve a dejar reposar 30 minutos en la nevera. Se vuelve a sacar y se repite la operación de forma idéntica. Cuando la saquemos por última vez del frigorífico la colocaremos sobre la bandeja de horno y ayudandonos de la manos y el rodillo la extenderemos hasta dejarla finita.

















Por último la espolvoreamos con azúcar en abundancia, colocamos unos pegotitos de manteca y un poquito de canela en polvo y la dejamos levar (este paso ya fuera de la nevera) durante al menos una hora hasta que la veamos que está un poco subida.

















Horneamos bien hasta que esté dorada por la superficie (si se quiere antes de meterla al horno se pueda cortar en cuadritos).

Este año creo que he sido bastante buena: he trabajo duro en el blog, he intentado visitar las cocinas de todos mis amigos y he hecho todo lo posible por endulzarle la vida a todos los mios. Además, he puesto mucho empeño por aprender de los demás. Sin ir más lejos, estimado Baltasar, esta receta de hoy me la ha enseñado mi querida Cristina, de Kanela y Limón. Por todo esto, espero que esta noche me dejeis un buen regalito debajo del árbol. Por si todas mis buenas acciones no os convencen os dejo, junto a la chimena, este rico roscón. Lo he preparado con todo mi cariño y el resultado, aunque esté mal que yo lo diga, ha sido estupendo. Sólo os pido una cosa: no os lo comais entero que mañana me gustaría tomar un trocito para desayunar junto a mi familia. ¡Ah, por cierto! Para vuestros camellos dejo un poco de hierba fresca junto a la ventana. 

Para el fermento: 

Comenzamos preparando el fermento. Para ello colocamos en un bol la harina y el azúcar. Encima desmenuzamos la levadura y añadimos la leche.

Mezclamos los ingredientes y dejamos reposar durante una hora cubierta con un paño de cocina. En las fotos podeis ver como queda tras la fermentación inicial.

Una vez tengamos listo el fermento colocamos en la cubeta de la panificadora los ingredientes en el siguiente orden: los huevos ligeramente batidos, las ralladuras, la mantequilla derretida, el agua de azahar, el zumo y la leche tibia. A continuación incorporamos el azúcar, el fermento, la harina (sólo los 400 gramos iniciales) y la sal. Programamos la función de sólo masado (que dura 15 minutos) y dejamos a la pani trabajar.

Transcurrido ese tiempo, mi masa presentaba un aspecto aún algo grumoso y demasiado pegajosa (tal y como se ve en la imagen superior) por ello decidé añadirle 50 gramos más de harina y volver a programar en la función de sólo amasado (15 minutos más). Después de este segundo amasado la masa quedó brillante y elástica.

Una vez que la masa está lista la colocamos en un bol untado de aceite y debemos dejarla reposar el tiempo suficiente para permitir un levado de casi el triple de su tamaño inicial. Aviso que son varias horas, así que paciencia (a mi me llevo casi cinco horas).

Colocamos la masa ya levada sobre la superficie de trabajo. Yo la dividí en dos partes para hacer dos roscones que salieron bastante grandecitos. Personalmente creo que es lo ideal si usamos un horno de casa. Formamos con ella una masa y metemos los dedos por el centro para lograr abrir un hueco.

Sujetamos la masa por este hueco, levantándola en el aire y haciéndola girar para que el hueco se haga más grande con su propio peso.

El roscón ya formado lo colocamos sobre una bandeja de horno forrada de papel y de nuevo lo dejamos levar el tiempo suficiente para que doble su tamaño (este segundo levado nos llevará menos tiempo que el primero).

Cuando el roscón haya levado lo pincelamos con huevo batido. Colocamos sobre él bastante azúcar húmeda (esto es azúcar a la que añadiremos una cucharadita de agua)  y las frutas escarchadas. Hay que tener en cuenta que cuanta más fruta lleve menos subirá en el horno. Yo hice uno con mucha fruta y otro con menos; el que llevaba menos fruta subió mucho más. 

Horneamos a 170 grados hasta que quede hecho. Como siempre el tiempo dependerá de cada horno, en mi caso unos 25 minutos.