Roscón de Reyes

Este año creo que he sido bastante buena: he trabajo duro en el blog, he intentado visitar las cocinas de todos mis amigos y he hecho todo lo posible por endulzarle la vida a todos los mios. Además, he puesto mucho empeño por aprender de los demás. Sin ir más lejos, estimado Baltasar, esta receta de hoy me la ha enseñado mi querida Cristina, de Kanela y Limón. Por todo esto, espero que esta noche me dejeis un buen regalito debajo del árbol. Por si todas mis buenas acciones no os convencen os dejo, junto a la chimena, este rico roscón. Lo he preparado con todo mi cariño y el resultado, aunque esté mal que yo lo diga, ha sido estupendo. Sólo os pido una cosa: no os lo comais entero que mañana me gustaría tomar un trocito para desayunar junto a mi familia. ¡Ah, por cierto! Para vuestros camellos dejo un poco de hierba fresca junto a la ventana. 

Para el fermento: 

Comenzamos preparando el fermento. Para ello colocamos en un bol la harina y el azúcar. Encima desmenuzamos la levadura y añadimos la leche.

Mezclamos los ingredientes y dejamos reposar durante una hora cubierta con un paño de cocina. En las fotos podeis ver como queda tras la fermentación inicial.

Una vez tengamos listo el fermento colocamos en la cubeta de la panificadora los ingredientes en el siguiente orden: los huevos ligeramente batidos, las ralladuras, la mantequilla derretida, el agua de azahar, el zumo y la leche tibia. A continuación incorporamos el azúcar, el fermento, la harina (sólo los 400 gramos iniciales) y la sal. Programamos la función de sólo masado (que dura 15 minutos) y dejamos a la pani trabajar.

Transcurrido ese tiempo, mi masa presentaba un aspecto aún algo grumoso y demasiado pegajosa (tal y como se ve en la imagen superior) por ello decidé añadirle 50 gramos más de harina y volver a programar en la función de sólo amasado (15 minutos más). Después de este segundo amasado la masa quedó brillante y elástica.

Una vez que la masa está lista la colocamos en un bol untado de aceite y debemos dejarla reposar el tiempo suficiente para permitir un levado de casi el triple de su tamaño inicial. Aviso que son varias horas, así que paciencia (a mi me llevo casi cinco horas).

Colocamos la masa ya levada sobre la superficie de trabajo. Yo la dividí en dos partes para hacer dos roscones que salieron bastante grandecitos. Personalmente creo que es lo ideal si usamos un horno de casa. Formamos con ella una masa y metemos los dedos por el centro para lograr abrir un hueco.

Sujetamos la masa por este hueco, levantándola en el aire y haciéndola girar para que el hueco se haga más grande con su propio peso.

El roscón ya formado lo colocamos sobre una bandeja de horno forrada de papel y de nuevo lo dejamos levar el tiempo suficiente para que doble su tamaño (este segundo levado nos llevará menos tiempo que el primero).

Cuando el roscón haya levado lo pincelamos con huevo batido. Colocamos sobre él bastante azúcar húmeda (esto es azúcar a la que añadiremos una cucharadita de agua)  y las frutas escarchadas. Hay que tener en cuenta que cuanta más fruta lleve menos subirá en el horno. Yo hice uno con mucha fruta y otro con menos; el que llevaba menos fruta subió mucho más. 

Horneamos a 170 grados hasta que quede hecho. Como siempre el tiempo dependerá de cada horno, en mi caso unos 25 minutos.