Tarta de marrons glacés y chocolate

Como ya sebéis, hace un par de semanas mi hija preparó en casa unas deliciosas marrons glacés y ya os comenté cuando publiqué la receta que durante el proceso de cocción algunas de ellas se habían roto por lo que improvisamos una tartita super sencilla pero deliciosa. Pese a que os lo pueda parecer no es dulzona en exceso ni nada empalagosa. Todo lo contrario, tiene un sabor muy delicado y una textura estupenda. Desde luego, si os animais a preparar marrons glacés teneis que probar la tarta porque una vez hechas las castañas preparar el pastel es sencillísimo y el resultado merece la pena. Espero que os guste.

Comenzamos preparando la masa de la tarta. Para ello en un bol colocamos la harina, la mantequilla, el azúcar y la sal y trabajamos muy bien hasta formar una masa grumosa. Después se añaden las yemas y se sigue trabajando hasta formar una masa fina que no se pegue a los dedos.

Cuando la masa esté lista la colocamos sobre una superficie enharinada y reservamos una parte para la rejilla. La masa restante se estira bien con ayuda de un rodillo.

Con mucho cuidado forramos fondo y paredes de un molde no demasiado grande. La masa se romperá un poco pero no importa porque podemos arreglarla con los dedos. La pinchamos con un tenedor y la horneamos ligeramente. Comenzamos el horneado cubriendo la masa con unas legumbres secas que luego retiraremos para dejar que tome un poquito de color (no tiene que hornearse por completo, solo ligeramente, en mi caso fueron unos 10 minutos). 

Mientras se hornea vamos preparando el relleno. Para ello machacamos con ayuda de un tenedor las marrons glacés y vertemos sobre ellas el almíbar.

Incorporamos las pepitas de chocolate y mezclamos bien.

A continuación, espolvoreamos bien la base de la tarta con la canela molida y vertemos sobre ella el preparado.

Cubrimos con la rejilla de masa y horneamos a horno moderado (unos 160 grados) hasta que veamos que la masa esté lista.

Una vez fuera del horno y aún caliente la pincelamos con la gelatina de membrillo.

Y ya sólo nos queda disfrutar con un buen trocico.