Pastel de zarangollo con salsa de piquillos

El zarangollo es uno de los platos más típicos de la gastronomía murciana. Elaborado con muy pocos ingredientes tiene como único secreto utilizar un calabacín y una cebolla de buena calidad (si son de la huerta murciana mejor que mejor). En casa lo había preparado muchísimas veces pero nunca en la forma de pastel que hoy comparto con vosotros. Las responsables de esta innovación en mi cocina son mi hija Rebeca y sus amigas Xenia y Laura. Como ya os he comentado en alguna ocasión Rebeca ha hecho este año una sustitución en el cole y Xenia y Laura han sido dos de las estupendas compañeras con las que ha contado. Este pastel lo comieron las tres en un curso al que asistieron (porque no todo en los cursos va a ser aburrido, también tiene que haber tiempo para hacer una escapada, meterse en un buen restaurante y disfrutar de una buena comida) y como sé que les gustó tanto lo he querido preparar en casa. Me vais a permitir que esta entrada de hoy este dedicada a esas dos estupendas chicas por ser unas compis maravillosas y porque sé lo mucho que mi hija a disfrutado con ellas y también lo que las quiere. Chicas, hoy es una dedicatoria virtual pero este verano prometo repetirlo e invitaros a comerlo acompañado de una cerveza bien fría. Espero que os guste.

Ingredientes:

Para la salsa de piquillos:

• 100 mililitros de nata para cocinar.
• 3 pimientos del piquillo (yo he utilizado confitados de conservas Rosara).

Comenzamos preparando el zarangollo. Para ello cortamos el calabacín y la cebolla y lo sofreímos en una sartén con aceite de oliva.

Cuando esté todo bien blandito lo salpimentamos y lo espolvoreamos con orégano seco en abundancia. Vertemos el huevo batido y le damos unas vueltas (no hay que hacerlo en exceso ya que el pastel luego irá al horno). Reservamos el zarangollo.

Lo siguiente que debemos hacer es retirar la piel de las morcillas y cocinarlas un poquito en la sartén. Una vez que la morcilla esté lista la colocamos en la base de un aro de emplatar.

Sobre la morcilla colocamos el zarangollo.

Por último cubrimos con la mezcla de mayonesa y ajo y colocamos en el horno (sólo con la función de gratinado).

Mientras se gratina preparamos la salsa fácil de piquillos. Para ello trituramos los pimientos junto a la nata y calentamos al fuego hasta que espese ligeramente.

Una vez que nuestro pastel está gratinado servimos acompañado de la salsa de piquillos.

Para la elaboración de este plato he utilizado unos riquísimos pimientos del piquiño confitados de Conservas Artesanas Rosara. Esta empresa navarra celebra este año su 25 aniversario y ha decidido hacerlo de la forma que mejor sabe: lanzando al mercado una línea de productos exclusivos como los pimientos de cristal al natural, los piquillos confitados o una deliciosa salsa brava que dará un toque sofisticado a cualquier plato.