Escapada a Úbeda y Baeza

Como todos los veranos, aprovechando la visita de mis queridos amigos Elena y Juan, aprovechamos para realizar una escapadita de un par de días a un lugar cercano. En esta ocasión nos decantamos por volver a Úbeda y Baeza, una zona que habíamos visitado hacía algo más de doce años y que ya merecía ser vista de nuevo. Bien temprano salimos desde Águilas con la intención de realizar nuestra primera parada a la hora de comer en Cazorla.

Tras una visita ligerita por el pueblo y una comida normalita continuamos nuestro viaje hacia Úbeda. Nada más llegar nos dirigimos hasta el hotel Afán de Rivera. El alojamiento fue maravilloso; este establecimiento se encuentra en una casa del siglo XIV cuidadosamente rehabilitada y situada en pleno centro histórico de esta bella ciudad.

La decoración interior del hotel estaba cuidada hasta el más mínimo detalle, todo con unos preciosos muebles antiguos y con habitaciones personalizadas. Mirad que bonitas las nuestras.

Otro de los rincones de mayor encanto del hotel fue el comedor con vistas a la bodega y techos abovedados.

Y, sin duda, para los que amamos la gastronomía bien merece una reseña el magnífico desayuno que disfrutamos en este hotel, todo él a base de repostería casera, mermeladas también caseras y embutidos de la zona. Ya sabéis que yo soy más de dulcerías pero, ¡madre mía!, como estaba ese embutido.

En definitiva un hotel maravilloso a la altura de una ciudad igual de bella en la que son imprescindibles las visitas a lugares como el antiguo hospital de Santiago donde tanto su bello patio interior como su magnífica escalera bien merecen la visita. En el hotel nos aconsejaron visitarlo a última hora de la tarde con el fin de poder tapear por la zona. Nosotros lo hicimos y fue todo un acierto, sobre todo las espectaculares tapas (fabulosos los ochíos y las bombas) que comimos después tanto en el Mesón Zoraida como en El Yelmo; dos sitios que recomiendo a todos los que visiten la zona. 

La Plaza Vázquez de Molina es otro de los lugares de encanto ya que en ella se encuentran algunos de los edificios más emblemáticos de Úbeda como son el Palacio Vázquez de Molina, el Parador de Turismo, la Iglesia de Santa María y la Sacra Capilla del Salvador; este última es de obligada visita a su interior.

Y si obligada es la visita a la plaza Vázquez de Molina no menos lo es al Convento de las Carmelitas Descalzas de la calle Montiel; no por el edificio, sino por las deliciosas dulcerías que salen de su clausura: los roscos, las hojuelas y los borrachuelos (que es necesario encargar como mínimo con un día de antelación) saben a gloria. Mirad que cargaditos salimos nosotros.

Y con el maletero lleno de dulcerías nos despedimos de Úbeda para tomar rumbo a la vecina Baeza. Allí también nos alojamos en un hotel estupendo: el Palacio de los Salcedo; ubicado en un palacio del siglo XVI y con un patio interior maravilloso.

En esta ocasión, escogimos desayunar a nuestro aire ya que no queríamos perder la oportunidad de degustar los churros de Jaén, que tanta fama tienen. Optamos por la churrería Chaqueta, en los portales Tundidores, y realmente estaban deliciosos.























En cuanto a la ciudad, realmente entiendo que tanto esta como Úbeda posean la declaración de Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Pasear por ella es retroceder en el tiempo sin que no haya nada que desentone o rompa esa magia. La Plaza de Santa María es espectacular; en ella se encuentran edificios como la Catedral, el seminario San Felipe Neri y la fuente de Santa María, una de las más bellas de Andalucía.

Otros lugares muy interesantes fueron la antigua universidad, donde se conserva el aula en la que impartió clases Antonio Machado de 1912 a 1919; la Sinagoga del Agua, cuya visita realmente recomiendo, y la Plaza del Pópulo, antigua puerta de entrada a la ciudad.




















También el Palacio de Jabalquinto merece hacer un alto en el camino y deleitarse contemplado con tranquilidad su magnifica fachada. No obstante creo que la mejor forma de descubrir las joyas que oculta esta ciudad es con una visita guiada. Nosotros la hicimos con la empresa Semer y se la recomiendo a todo el mundo. Además si compras el bono para visitar Úbeda y Baeza el precio es muy económico y te ofrece la posibilidad de hacer la visita en días diferentes lo que es una comodidad.


































En cuanto a los sitios para tapear os recomiendo, si alguna vez visitáis la zona, el Bar Pacos (está en los bajos del hotel Puerta de Luna, en la calle Canónigo Melgares; según nos dijeron hay otro con el mismo nombre pero no tiene nada que ver con él); en este bar las tapas son espectaculares y además puedes elegirlas a tu gusto. Otro sitio que nos gustó muchísimo fue El Trillo, en la calle Portales Alhóndiga, donde también tapeamos de lujo. El Bar Pedrito, en la calle San Pablo, y el Arcediano, en la calle Barbacanas, los encontramos cerrados (nos dio mucha rabia porque ya los conocíamos y están geniales y a muy buen precio). Otra de las cosas que no pudimos hacer fue darnos el lujo de comer un buen plato de andrajos pero, claro, con el calor que hace en agosto no lo ofrecen en ningún establecimiento. Tampoco pude comprar virolos, un dulce de hojaldre y cabello de ángel, típico baezano. Haberlos los había pero no eran más que malas imitaciones; los auténticos, los que elaboran en la pastelería Virolo (que da nombre a este dulce) de la calle Gracia sólo los elaboran de octubre a junio. Pese a ello regresé de mi viaje muy muy cargada. Aquí os muestro mis compras dulces:



















Y también las saladas, principalmente embutidos y patés de caza de la zona. El aceite me olvidé de ponerlo en la foto.


En definitiva, un viaje que recomiendo es todos los sentidos. Cultural, arquitectónica y gastronómicamente estas dos ciudades jienenses son verdaderas joyas que si tenéis la oportunidad os recomiendo visitar.