Berlinesas rellenas de chocolate

Hace unos días me hice con el nuevo libro de Xavier Barriga, Bollería hecha en casa y con el sabor de siempre. Me bastó la primera hojeada para saber que el libro me gustaba y mucho. Pero claro, lo importante de un libro de cocina es que las recetas salgan bien, así que decidí probar una de ellas y creo que decir que quedó bien es quedarse corta; resultó una maravilla. Seguí la receta al pie de la letra, con una única licencia: Barriga apunta que la levadura se pone al final del proceso de amasado pero yo, siguiendo los consejos de mi padre (ya sabéis, el panadero) decidí mezclarla con la harina. Señor Barriga, si algún día lee mi blog, disculpe usted este cambio. No es mi intención hacerle la competencia a usted, considerado uno de los mejores panaderos de España, pero un padre siempre es un padre y yo al mio lo quiero un montón y le hago caso en todo jajajaja. Bromas aparte, os animo con esta delicia que además, os diré, se conserva tierna y deliciosa al menos dos días (no sé si algunos más, es que en casa duraron eso). Espero que os guste.

Ingredientes:

Elaboración:

En un bol colocamos los ingredientes secos: harina, sal, azúcar, canela, levadura y la ralladura. Hacemos un volcán con ello y vertemos el huevo ligeramente batido y el agua.

Amasamos y cuando la masa esté casi lista la colocamos en la superficie de trabajo y repartimos por ella la mantequilla bien fria. Esta es la parte más laboriosa ya que debemos lograr que toda la mantequilla se integre en la masa.

Continuaremos amasando aún después de que la mantequilla se haya integrado. Esto es fundamental ya que cuanto más largo sea el amasado más suaves y esponjosas quedarán después. Debemos hacerlo sin prisas (observaremos como la masa inicialmente es muy pegajosa y al final no se pegará en las manos). Terminado el amasado la colocamos en un bol con un poquito de aceite y la dejamos reposar una hora dentro de la nevera. (Es importante que el levado se haga en la nevera para que la grasa de la masa se enfríe de nuevo).

Transcurrida esta primera hora de levado la sacamos del frigorífico y la volvemos a amasar para quitarle todo el aire. La volvemos a colocar en un bol con un poquito de aceite y hacemos un segundo reposo dentro de la nevera, esta vez de sólo 30 minutos.

Pasada esa media hora, la volvemos a sacar de la nevera; cortamos porciones de 60 gramos y formamos bolas con ellas. Las dejamos fermentar, esta vez fuera de la nevera en un lugar sin corrientes de aire, durante 90 minutos o hasta que doblen su tamaño.

Una vez que las berlinesas han fermentado las freimos en aceite de oliva suave. En este punto es importante que el fuego esté bajo y el aceite moderadamente caliente para evitar que se doren por fuera y queden crudas por dentro. Las colocamos en el aceite con el papel de hornear debajo que retiraremos pasados unos segundos.

Rebozamos las berlinesas en azúcar y cuando estén frías las rellenamos de la crema de chocolate con ayuda de una manga con boquilla de relleno o con un biberón.

Os aseguro que es un bocado realmente delicioso.