Viaje relámpago a La Alpujarra

Supongo que muchos conocereis este bello rincón de España, a los que no os lo recomiendo al cien por cien (si quereis direcciones de casas rurales, hoteles o restaurantes, no dudeis en pedirmelos). Nosotros hemos estado ya quince veces; uno de los viajes, cuando mi hija era pequeña, nos llegamos a quedar veinte días en enero ¡Que maravilla!. (Si pinchais las fotos las podeis ver más grandes)

En invierno, todo nevado es una verdadera preciosidad y en verano, tan verde y con ese fresco tan agradable por la noche, una maravilla. Me encanta todo de este sitio: su gente, de una amabilidad extrema; su gastronomía; la tranquilidad que se respira; la paz con la que allí se vive...En fin, que lo mejor es que lo visiteis, además, en tiempos de crisis es el lugar ideal porque es muy baratito. 

Y ahora llega lo bueno: la ruta gastronómica. Uno de los días comimos en Pampaneira, en es restaurante Casa Julio y fue de diez. Raciones grandísimas (aun que esto es habitual es todos los restaurantes); todo exquisito; la camarera, una chica jovencita, encantadora; y el postre, una tarta de queso con frambuesas, lo mejor de lo mejor. Nosotros pedimos migas, plato alpujarreño, variado de embutidos y unas croquetas deliciosas.

Por la noche, en Capileira, donde nos hospedamos, la cena fue también de ensueño. Esta vez en el restaurante El Asador. Era la primera vez que ibamos pero sin duda repetiremos porque estaba todo delicioso y, una vez más, el camarero, un chico muy jovencito, creo que el hijo de los dueños, nos hizo la velada, si cabe, aún más agradable. Pedimos un plato de queso que estaba de muerte; un asadillo de pimiento que resulto ser una ensalada de la que perfectamente, y no exagero, podrían comer diez personas, llevaba hasta moras; un picho de chorizo, morcilla y longaniza; y plato alpujarreño.

De postre, unos piononos, un flan de higo hecho en horno moruno y un pastel de la abuela. Yo estaba como loca porque no sabía donde meter la cuchara jeje.

La última comida de mi viaje super relámpago la reservamos para el restaurante Teide, en Bubión, para mantener la tradición ya que siempre vamos allí. En esta ocasión no podían faltar las migas que las acompañan con una ensalada, medio melón y un platazo de tropezones; el choto al estilo Poqueira, para chuparse los dedos; y la tortilla sacromonte.

Por supuesto, antes de marcharme una visita obligada al horno de Luisa (Capileira) al que no he faltado ni una sóla ocasión en mis quince visitas a esta tierra. Aquí os dejo una foto rodeada de panes, lastima que el blog no tenga la opción de adjuntar aroma porque como olía esa pan recien horneado.

Bueno, amigos, con esto termina mi viajecico, muy rápido pero maravilloso tanto por el lugar como por la compañía. Espero que el próximo sea este invierno pero ver la nieve y calentarme en el fuego de las chimeneas. Por cierto, os dejo foto e inventario de todo lo que compré: quesos, embutidos (morcilla, panceta, salchichón, chorizos), vinos, pan, tortas de aceite, soplillos, roscos, pestiños, chocolates artesanos, té de distintos sabores, hierbas aromáticas, tortas de cabello y almendra, magdalenas, sequillos, manzanas, pimientos secos, mermeladas de frambuesa caseras, moras, un molde para hacer flores (aproveché y también me traje la receta, cuando la haga la subiré), cuencos y platos de alfarería típica, y alguna cosita más que ahora nos recuerdo.