Angel food cake

Desde que vi, hace ya bastante tiempo, este bizcocho por la red quedé totalmente prendada de él. Me llamó mucho la atención su textura y el hecho de que todo el que lo había probado dijera que era una delicia. Hoy, por fin, he podido disfrutar de él y es cierto ¡este bizcocho es auténtica comida celestial! Aunque entre sus ingredientes no están las nubes, darle un bocado debe ser lo más parecido a soborearlas. Para hacerlo es imprescindible contar con un molde especial que tiene unas patitas que permiten que se enfríe boca abajo para que circule el aire, además de un tubo central que ayuda a que suba de forma regular. Yo el mio lo adquirí en María Lunarillos y lo digo, no porque tenga con ellos ningún contrato publicitario, sino porque creo que cuando una empresa ofrece un buen servicio es justo reconocérselo y esta es una de ellas. La entrega es rapidísima (apenas 24 horas) y el servicio postventa se merece un diez. Espero que os guste.

Ingredientes (para un molde de 18 cm):

*El cremor tártaro es un estabilizante de claras, si no lo tenéis podéis sustituirlo por un chorrito de zumo de limón.

Elaboración:

Batimos las claras junto con la sal y el cremor tártaro. Cuando hayan montado y formen picos ligeros vamos añadiendo el azúcar glass cucharada a cucharada y sin dejar de batir.

Cuando las claras estén montadas bien firmes les añadimos la esencia de vainilla y seguimos batiendo un par de minutos.

A continuación incorporamos la harina bien tamizada. La pondremos en dos veces y la integraremos ayudándonos de una lengua repostera con movimientos envolventes.

Cuando tengamos nuestra mezcla lista la vertemos en el molde de angel food cake (es muy importante que el molde no lleva nada de grasa: ni mantequilla, ni aceite, ni papel de hornear...).

Horneamos a 170º durante 40 minutos. Pasado ese tiempo sacamos el molde del horno y lo dejamos enfriar una hora (solo una hora y no más) boca abajo.

Después de esa hora lo desmoldamos ayudándonos de un cuchillo y lo dejamos que siga enfriando boca abajo sobre una rejilla.

Una vez frío lo espolvoreamos con azúcar glass y listo para degustar este bocado de ángeles.