Pudin de chocolate y canela y una agradable visita

Este verano tuve la suerte de experimentar una de las sensaciones más maravillosas a las que una puede aspirar cuando tiene un blog. Me refiero a esa ilusión tremenda que se siente cuando, por fin, después de intercambiar muchos mensajes, puedes abrazar a alguien a quien has conocido precisamente a través del blog. Yo el pasado mes de agosto vi cumplido uno de mis deseos-blogueros al poder dar un fortísimo achuchón a mi queridísima amiga Mabel del blog A nadie amarga un dulce. Mi preciosa Mabel fue la ganadora del primer concurso que organicé cuando este blog alcanzó los cien seguidores. Por aquel entonces ella me envió un cariñosisimo mensaje con la promesa de hacerme una visita en sus vacaciones y, como lo prometido es deuda, este verano pasamos un día maravilloso junto a nuestras familia. Todos los que la conocéis sabréis que su blog es uno de esos sitios que desprende alegría y en el que te sientes realmente como en casa. Un espacio del que uno siempre sale, además de con una espléndida receta, con una sonrisa en la boca. Pues Mabel, en la distancia corta, es exactamente igual que como se muestra en su blog: una persona risueña, abierta, simpática...y encima cuenta con una familia que es igual de maravillosa que ella. Su pequeño cocinero es, además de un niño precioso y muy educado, una auténtica delicia y su marido es un verdadero encanto. Creo que el día que pasamos juntas nos pasó volando a las dos y nos supo a muy poco; tanto que ahora tenemos una nueva promesa pendiente: la próxima visita será como mínimo de un fin de semana. Y como si el poder abrazarla no hubiese sido ya suficiente regalo, Mabel me trajo además una espátula para tartas y el libro Recetas caseras con pan de ayer de Xavier Barriga del que he sacado esta deliciosa receta que comparto con vosotros. Espero que os guste.

Ingredientes:

Elaboración:

Comenzamos por cortar las ensaimadas en trozos no demasiado pequeños.

Mientras tanto calentamos la leche en un cazo. cuando comience a hervir la retiramos del fuego y la vertemos en un cuenco en el que previamente habremos puesto el chocolate troceado.

Mezclamos bien para lograr que el chocolate quede totalmente disuelto. Cuando tengamos una mezcla homogenea añadimos la bollería cortada en trozos.

Agregamos la canela y mezclamos bien con la ayuda de una cuchara. Dejamos la mezcla así unos diez minutos para que la bollería empape bien y para que la mezcla se enfríe.

Aparte, batimos los huevos con el azúcar. cuando hayan blanqueado y estén bien esponjados los vertemos en la mezcla anterior que ya estará atemperada.

Mezclamos bien con la yuda de una cuchara y vertemos la mezcla en un molde engrasado.

Horneamos a 180 grados (con el horno precalentado) durante 25 minutos. Cuando falten cinco minutos para sacar el pudin del horno le colocamos por encima unas pepitas de chocolate. Aunque puede tomarse templado a nosotros nos gustó mucho más fresquito de la nevera.

Antes de terminar quería enseñaros esta foto. Mirad que felices se nos ve a las dos (de tanto reir parece que no tenemos ojitos jejeje).