Bacalao frito con tomate y pimientos

Existen muchas formas de preparar el bacalao, un pescado que en estos días de Semana Santa está presente en casi todas las mesas, no tanto por el sentido religioso sino más bien por la tradición del mismo. En este caso la receta que os traigo es muy sencilla y apenas elaborada pero, por esa tradición de la que hablo, me apetecía compartirla con vosotros, ya que es la manera en la que siempre se ha preparado en Águilas y también en mi casa. Aunque es una receta con muy pocos ingredientes, es importantísimo que sean de primera calidad, por ejemplo, en el caso del bacalao, aunque es salado, no nos sirve cualquiera; debe ser uno de lomo grueso. Esta receta es mi aportación al Recetario Mañoso y su propuesta de abril de cocina de Cuaresma. Espero que os guste.

Comenzamos cortando los ajos en láminas finas y los doramos en una sartén con bastante aceite. Los retiramos y reservamos. En ese mismo aceite freímos los trozos de bacalao rebozados en harina. Previamente habremos desalado el bacalao, teniéndolo en agua al menos 15 horas y cambiado tres veces el agua.

Cuando el bacalao esté bien doradito, lo sacamos de la sartén y reservamos. También en ese mismo aceite freímos los pimientos cortados en trozos no muy pequeños e, igualmente, reservamos una vez que estén dorados.

Ahora sí, retiramos un poco de aceite de la sartén, dejando sólo el necesario para freír el tomate. El tomate lo freiremos a fuego muy lento y cuando está casi frito le añadiremos una cucharadita de azúcar (no le pondremos nada de sal porque el punto salado lo pone el bacalao).

Cuando esté listo, lo juntamos con el bacalao, los pimientos y los ajos que teníamos reservados.

Y ya tenemos nuestro plato listo para degustar.