Panettone y un brindis

Supongo que todos conoceis el estupendo blog Kanela y limón y la magia que hace Cristina en su cocina ¡todo le queda perfecto! Pues bien, en su blog fue donde vi la receta de este Panettone, del que me enamoré nada más verlo y me puse manos a la obra, con algunas variaciones en el relleno. Desde luego, no estaba equivocada porque es una auténtica delicia, con un sabor y una textura inmejorables. No es una receta nada difícil, de hecho si teneis panificadora podeis amasarlo en ella, pero, eso sí, es muy laboriosa en cuanto a tiempo. Es fundamental, para que salga bien respetar los levados. Yo comencé a realizarla sobre las tres de la tarde y lo saqué del horno casi a las doce de la noche pero os aseguro que mereció la pena. Otra cosa a tener en cuenta es la medida en la que se llenan los moldes. Siempre un pelín menos de la mitad porque crece, crece, crece y no deja de crecer (y lo digo por experiencia porque uno lo llené demasiado y terminó pegado en la parte superior de mi horno). En cualto a los moldes, como yo no disponía de los de papel para hacerlo  he utilizado latas de distintos tamaños. La más grande es de leche condensada industrial y ha salido un panettone precioso de 800 gramos. Espero que os guste.

Ingredientes:

Para el fermento:

Ahora podemos proceder a elaborar la masa para ello, si disponemos de panificadora, vertemos todos los ingredientes en la cubeta en el orden indicado. Es decir, los huevos, la mantequilla, el azúcar,  las esencias, las ralladuras y el fermento.

Seleccionamos el programa de solo amasado de la panificadora (en la mia es el 7 y viene indicado como masa para pasta). El programa completo dura 15 minutos y yo, siguiendo las indicaciones de Cristina, lo programé tres veces, hasta llegar a 45 minutos de amasado. Así se logra que, poco a poco, la masa vaya tomando una textura elástica y que, aunque siga ligeramente pegajosa, pueda manipularse perfectamente.

Una vez lista, la sacamos de la amasadora y la colocamos sobre un bol ligeramente engrasado de aceite (ojo con el tamaño del bol que la masa crecerá mucho).
















Tapamos bien con papel film y dejamos reposar en un lugar cálido hasta que prácticamente triplique su tamaño (son varias horas así que paciencia).















Colocamos la masa sobre una superficie enharinada y sin añadirle más harina a la masa (esto es importante porque así lograremos mayor esponjosidad) aplanamos muy bien con ayuda de un rodillo. Una vez que la tengamos bien finita colocamos encima todos los trocitos (frutos, chocolate y confitados).
















Liamos como si se tratase de un brazo de gitano y después unimos los extremos como si fuese un rollito. tal y como veis en la imagen.

















Colocamos en el molde de hornear con la unión hacia abajo (esto es importante para que luego quede con una forma bonita) y aplastamos bien con los puños para eliminar cualquier burbuja de aire.















Una vez más lo dejamos en un sitio cálido para que vuelvan a levar (de nuevo se llevará algunas horas así que nada de impaciencia).















Cuando la masa nos llegue al borde del molde (sin que llegue a desbordar) se pinta con huevo y se hornea a 170 grados, el tiempo como siempre dependerá de vuestro horno aunque aviso que el horneado es bastante rápido. Una vez fuera del horno sólo queda disfrutar de su estupendo sabor. Y el corte, ¿qué me decís? ¿no os parece apetecible?
























Y para acompañar tan dulce bocado nada mejor que una copita de buen cava Vilarnau, cuyos viñedos están situados en el municipio catalán de Sant Sadurni D´anoia. El lugar ubicado entre las montañas de Montserrat al norte, que protegen al viñedo de los vientos frios del Pirineo, y al sur de la Serralada Litoral constituye una situación privilegiada para el cultivo de la vid. Es allí donde los cavas se elaboran por el exclusivo método tradicional que conlleva una segunda fermentación en botella y una crianza de más de quince meses. Desde aquí mi agradecimiento a esta empresa naciad en 1949 por haberme permitido degustar unos cavas de alto nivel, caracterizados por su personalidad y porla calidad en su elaboración.