Pavlova con frutos rojos

Cuando el pasado mes descubrí en varios blogs un divertido proyecto que habían puesto en marcha varias blogueras no lo dude ni un momento: yo quería formar parte de él. Rápidamente me puse en contacto con mi querida Mabel, una de las organizadoras de este Desafío en la cocina, para hacerle llegar mi interés y ella tan encantadora y dicharachera como siempre me dio la bienvenida a un grupo que, pese a su reciente creación, ya ha crecido considerablemente. El objetivo principal de este proyecto es divertirse en la cocina y con esta primera propuesta dulce vaya si se ha conseguido. Desde que se nos informó de cual sería la receta a cocinar, el intercambio de email entre las participantes no ha cesado y eso nos ha permitido divertirnos a base de bien ¿verdad chicas? La verdad es que cuando descubrí que había que hacer una pavlova pensé que iba a ser misión imposible, entre otras cosas porque mi horno lleva tiempo pidiendo la jubilación y por lo que ya sabía en este delicioso postre el secreto está en el horneado. Decidí comprar huevos de sobra con la intención de repetir el dulcecito tantas veces como fuese necesario pero...¡aleluya! a la primera conseguí la pavlova de mis sueños y desde ese momento no he dejado de lamentarme por haber tardado tantos años en descubrir esta delicia. Espero que os guste.























Ingredientes:

• 4 claras de huevo a temperatura ambiente.
• 220 gramos de caster sugar (es un azúcar muy fina pero sin llegar a ser glass).
• 1 cucharadita de vinagre de manzana.
• 2 cucharaditas de maizena.

Una vez que esté toda el azúcar integrada continuamos batiendo a velocidad máxima tres minutos más. Transcurrido ese tiempo observaremos que el merengue toma un aspecto ultrabrillante y que al levantar el batidor forma picos. en ese momento añadimos la maizena y la integramos bien con movimientos envolventes (ya no usamos el batidor sino una cuchara de madera).
















Por último incorporamos el vinagre e integramos ( de nuevo sin el batidor y con movimientos suaves y envolventes).
















Vertemos la mezcla sobre un papel de hornear en el que habremos dibujado una circunferencia de aproximadamente 20 centímetros.


















Ahora llega el momento del horneado. Mientras preparábamos el merengue habremos precalentado el horno a 170 grados, pero es muy importante que antes de introducir la pavlova en el horno, lo bajemos a 100 grados (en resumen, se precalienta a 170 grados pero se hornea a 100 grados). Introduciremos la pavlova en el horno a 100 grados (sé que me repito pero es importante) durante una hora y media. Transcurrido ese tiempo, apagaremos el horno pero dejaremos la pavlova dentro (con la puerta del horno entreabierta) un mínimo de 4 horas para que enfríe totalmente dentro del horno (yo lo dejé todo una noche). Es importante que después de horneada la pavlova esté bien dura por su parte exterior, blanca y ligeramente resquebrajada.
















Para preparar la crema, comenzaremos poniendo a hervir en un cazo la mitad de la leche (es decir 125 mililitros), junto a la mitad de la nata (es decir, 250 mililitros) el azúcar y la vaina de vainilla (la vaina de vainilla la abriremos a lo largo y con ayuda de un cuchillo sacaremos todas las semilla. En el cazo pondremos las semillas y también la vaina).
















En un bol aparte batimos bien la leche restante (125 mililitros), la maizena y las yemas de huevo.
















Cuando la mezcla que teníamos en el fuego comience a hervir, la retiramos y se la incorporamos al preparado anterior. Una vez mezclado todo lo volvemos a llevar al fuego sin dejar de remover hasta que espese.
















Cuando la crema anterior haya enfriado (es importante que esté totalmente fría) le incorporamos 250 mililitros de nata montada firmemente y mezclamos con movimientos envolventes para evitar que baje.
















Llegados a este punto ya podemos proceder al montaje de nuestra pavlova (Es importante montar la pavlova apenas media hora antes de servir ya que de lo contrario la crema blandeará el merengue y ya no quedará igual de rica). Sobre el merengue que teníamos horneados vertemos la crema de vainilla preparada.

















Cubrimos con los frutos rojos en abundancia y con unas cucharadas de coulis de cereza.
















Y lista para ser degustada. Mirad el corte lo rico que queda. Blandita y esponjosa por dentro, crujiente en su capa exterior y bien cubierta de crema. Sin duda es un bocado exquisito.
























Si quieres ver las recetas de mis otras compañeras de Desafío, visita el blog Desafío en la cocina.